Me siento vacía. Seca como un hueso de dinosaurio. Como si mi alma se estuviera ya harta de mí, y se hubiera ido buscando algo que no encontró aquí. Sin embargo, aquí esta, sufriendo conmigo, porque no le queda de otra. No sé cómo comenzó, no sé cuándo terminará esta melancolía irracional. No son las hormonas, no es el estrés, no es una enfermedad, no es mi familia, ni mi esposo ni mis amigos. Prefiero el dolor que puedo entender, en lugar de este ácido que me corroe por dentro, que no tiene explicación ni cura. Intenté agradecer por todo lo que tengo, mis bendiciones, las cosas que ni queriendo podría pagar. Nada. Traté de hablar, y lo hizo peor. Ahora escribo, como último intento de exorcizar lo que llevo dentro. Sin embargo, mi pena me está criticando cada línea, cada sílaba con una lengua despiadada. No entender lo que te pasa es lo peor. Al menos si supiera que es podría solucionarlo, o al menos tener esperanza de que en algún momento lo superaré. Pero esto es completamente nuevo, es como un agujero negro que se lleva toda la alegría, todas las ganas, todo el amor. Todo. Solía pensar que las personas deprimidas eran débiles, ahora sé que mientras más fuerte eres, más duro caes. Eres tú mismo contra ti. Y si que soy un buen peleador. Ahora mismo no sé si lograré publicar esto. Tal vez no. Si lo publico creerán que estoy loca, pero yo ya lo creo, así que no está mal. Tampoco deseo escuchar palabras alentadoras ni consejos, mi esposo lo sabe bien. Se limita a abrazarme y a esperar conmigo que se detenga. Pero llevo días así y no se pasa. Lo único que tengo ganas de hacer es estar hecha bolita debajo de mis sábanas con el gato ronroneando en mi cabeza. Pero tengo que levantarme a trabajar y poner buena cara, ser creativa y superar las expectativas. Pero lo siento falso, no soy yo, no es mi entusiasmo, no son mis sonrisas. Paso todo mi tiempo libre con mi único escape, los libros. Finjo que soy alguno de los protagonistas, quienes lo pasan mal, pero están mejor que yo. No están tristes por cosas que no existen. Al final del día espero que todo este sufrimiento gratuito y estúpido tenga un sentido o me deje una enseñanza. Si no lo consideraré todo como una pérdida de tiempo y que de verdad estuve loca… Al final he decidido publicarlo. Nada más puede hacerme daño, además casi nadie comenta así que está bien. Cuando todo esto acabe prometo hacer un post con lo feliz que soy y como todo lo anterior se arregló cuando me comí un enorme helado de chocolate.
1 comentario:
Así pasa, tampoco creía en las depreciones, pero cuando alguién fuerte se cae todo tiembla. Siempre sales, a veces sin comprender lo sucedido inmediatamente y otras como mensaje caído del cielo, a veces sólo es agotamiento mental para que el cuerpo se tome un break del todo, para salir renovado.
Estoy esperando el post con la sonrisa. Un abrazo amiga querida.
Publicar un comentario